4.14.2005

Lloran los Guaduales.

Subió como loco las escaleras de la casa en la que se encontraba, solo para ver a su abuelita en enaguas.

-Nunca más volveré a hacerle caso a mi hermana cuando me diga que la mujer de mis sueños se encuentra arriba, preciso en la mitad de la pelea acerca de Quien se encargará del control remoto de la televisión.

Volvió y bajo las escaleras para encontrar a su madre, parada en las escaleras, con la chancla en la mano lista para ponerle un par de tortazos. Decisión tomada, al escuchar el grito de su abuelita cuando él la pillo en enaguas.
Fuerza de voluntad : es la verraquera de bajar las escaleras, al ver la chancleta en el aire, solo porque sabe que no tuvo la culpa de haber abierto el cuarto y que su abuela estuviera en enaguas.

Tortazo por la cabeza lleva, en el penúltimo escalón y tortazo por la cara lleva en el último escalón. Al suelo llego la mandíbula del verraco luchador.

Quien iba a pensar que la mama tuviera tanta fuerza ? Pues obvio es que la mama es como un gorila cuando se tienen 5 años.

- Fue mi hermana !.
- Cómo que su hermana ? si yo lo vi a usted bajar las escaleras, después de escuchar a su abuelita pegar el grito.
- Juro que fue mi hermana.
Es difícil explicar a los 5 años los fundamentos de los acontecimientos a la mama que lleva 2 horas frente a la estufa pensando en Que hacer para la comida ?.
- Mentiroso !
Tortazo más !
- Y otro pa´ que lleve !
Tortazo de chancleta en la nalga más.

Esto es todo bastante cómico para la hermana, quien ahora se retuerce como lombriz sobre el frío piso de piedra encerado de la casa, mientras que escucha, pues la risa no la deja mirar, la conversación/regaño que su mamá le suministra a su hermano.

Ni corta ni perezosa, la mamá se da media vuelta y coge a tortazos a la señorita que convulsiona de la risa en el suelo, porque tiene puesta la falda del colegio y la está enpuercando en el suelo. Y además porque de los movimiento estreduosos muestra sus intimidades a su hermano, quien llora tendido en el suelo.

- Y el próximo que me obligue a ponerle la mano encima se las ve es con el papá y no conmigo.

Silencio absoluto reina en la morada. Ese podría ser el peor de los posibles resultados de esta noche. El papá tiene todo el poder y la mano bien grande, para darles lo que se merecen.

- Y al que siga chillando le voy a dar algo para que tenga porque chillar ! ! Al cuarto cada uno ! Carajo que bien cansada que estoy yo y que ustedes nisiquiera ayudan a nada en esta casa !.

Arrastrándose, se arriman a la escalera, y cuando la mamá levanta la chancleta en son de tortas para todos los participante, pegan semejante pique de choro arriba por las escaleras, cada uno para su cuarto, asegurando que la puerta no cierre bien duro, porque ahí si les mandan al papá hasta el cuarto para que le de una razón para chillar.

Bajo la abuelita temblando del medio paro cardiaco las escaleras y es recibida por la mamá y una tasa de café en la cocina, para calmar un poco lo nervios. (Se me olvida el nombre de la hierva que se le echo al té.)

- Ahi abuelita, !que pena con usted !, que esos chinos malcriados de esta casa. Yo no sé qué voy a hacer con ellos.
- Tranquila mija que no hay mucho para ver, y que yá las aguitas de “lo que sea que se llame la hierva” me están ayudando a pasar el susto. Deje a ver más bien y le ayudo a sacar la cena de esta noche porque el papá de estas horribles criaturas lindas, yá va a llegar con la barriga bien vacía.
- No abuelita no se preocupe, más bien póngase a ver televisión tranquila, y yo me encargo de la comida.

A pero eso sí no hay mamá que no haga el trabajo de la casa de mala gana, sin oír un poco de la música que canta ese señor tan guapo que vio en la otra ocasión por la televisión. Y así que la mamá se puso su radio de ruana, y empieza el concierto matutino del día : Lloran, Lloran los guaduales, porque, también tienen alma, y los.... he visto llorando, los he visto llorando..., cuando en la tarde los estremece el viento en los campos....

Y lloren los chinos arriba al ritmo de la canción, eso sí, con el llanto suavecito para que no los oigan en coro con el radio de la cocina. Y así se quedaron hasta ya estrada la noche en sus cuarticos, dando lamentos suavesitos.

Hasta que la mamá los llamo por la noche para que bajaran a la comida, y bajaron con los estomaguitos rugiendo y con los ojitos llenos de lagrimas. Se sentaron en sus puestos bien juiciocitos, solo para que el papá que ya había llegado a la casa y que estaba sentado en la mesa, preguntara : Y porque están llorando estos muchachitos ?
Así que a la mama le toco contar el cuento de la emparejada de los niños esa tarde. Y el papá no le quedo mas remedio que amenazarlos con que si no se portaban bien el los cogía a correa para que aprendieran lo difícil que es la vida como le toco a el con su mamá que solo hacía caras de alegría recordando los juetazos con que educo a su hijo.

Para colmo de males ese día la mamá había hecho sopa de coliflor con auyama, que la niña se la comía a regañadientes y que el niño no podía ni pasar, puesto que en una ocasión el papá para halagar a la mamá había dicho que le gusto mucho lo que preparo esa noche, y desde ese día les había tocado a todos aguantar la sopa. Pero eso sí, la abuelita se la comió todita poniendo cara de alegría, porque cuando a ella la enseñaron a comer, le enseñaron a comer lo que había y que le gustara, porque nunca se sabía de donde iba venir la próxima comida.

Y estuvo a punto de quitarse el cinturón el papá con el niño, porque no se quería comer la sopa que su mamá le había hecho con tanto trabajo. Pero gracias a Dios las tripitas del niño pudieron más y se comió la sopita.
Y de esa solo había mas alternativa que irse para la cama a dormir, porque mañana había colegio y no le quedaba más remedio que ir otra vez.

No se necesitó mas sino eso para que el niño soñara con ser militar y tener una metralleta bien grande para asustar a su papá y que nunca mas lo amenazaran u obligaran a comer lo que no quería. Y nunca más le chancletearían la nalga, pues con fusil al hombro el cuento sería diferente.
Y así fue. No tuvo sino que cumplir los 16 años, y no tener novia, para enrolarse en las fuerzas armadas de la guerrilla. Y no fue sino pisar el campamento para que le dieran su fusil.
Duro solo 3 meses en esas, porque aya lo obligaban a comer solo lo que había. Y desertó de la guerrilla corriendo de noche loma arriba, pues bien entrenado de correr para arriba por las escaleras de la casa sí había quedado, y sus perseguidores dando bala y todo cuesta arriba, no pudieron alcanzarlo.

Apareció muchos años después frente a su hermana. Graduado de la universidad culinaria. Su misión en la vida : Yo como lo que yo quiero y ninguna chancleta me obliga a comer nada más. ! Yo creo que sí tenía algo que ver con el nombre de su restaurante. “La chancleta amarga” que por se muy opuesto se había convertido en un “hit”.

Su hermana se había convertido en prostituta, pues le había gustado revolcarse de la risa en el suelo, mostrando lo que tenía a los que estaban cerquita. Y rapidito le enseñaron a ser exhibicionista en el barrio del centro de la ciudad, cuando iba camino a inscribirse en la universidad y se encontró con un aviso que decía : “revuélquese gozando - clases gratis”

Y es que así es la vida de los papas, los hijos son chefs ex-guerrilleros, y las hijas posan para revistas desnudas que llaman que disque arte. Es que pa los papas esa vida es muy dura. ! Carajo !.

M.V.

1 comment:

Astronautaperdido said...

Me cagué de la risa, Villa, que cosa tan genial hermano. Sobre todo el saber en que terminaron el niño y la niña!!! Ahora, yo me pregunto: ¿¿Será que a la abuelita le gustaba en realidad que la vieran en enaguas?? ¿¿Qué problemas había entre la mamá y el papá como para que el le dijera que esa sopa de porquería era tan rica?? Eso nos lo tenés que aclarar en el siguiente episodio!!!

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