5.18.2005

Alicia y su caminar.

Alicia caminaba desnuda por el jardín frontal de su casa de campo. El sol pegaba en sus senos con la fuerza del latido de su corazón.

A sus 35 años, nunca se había desnudado al mundo como lo hizo anoche, y era de esperar que esta mañana de junio, se hubiera lanzado al fuego del sol en un homenaje a su experiencia.

 

Había chequeado dos veces por la ventana de la casa, para ver si sentía angustia en el momento en que pasara un caminante, solo pensando en abrir la puerta de su casa y salir desnuda al jardín.

Cuando vio pasar al primero, inmediatamente sintió tensiones en su estomago y las cosquillas corrieron por su columna vertebral hacia su cabeza. Primero las aseveró como frío. Pero luego, al ver pasar al segundo, pues se había quedado paralizada con el primero, reconoció la misma sensación.

 

Cerro los ojos, puso la mano en la cerradura y la giró con voluntad. Pero su brazo se negó a jalar la puerta. Y cuando por fin logró el control de su brazo, el caminante había seguido su camino.

Recordó las preguntas de aquel hombre anoche que la guió saliendo de su concha. “¿Cuantas veces te has paralizado, a solo pasos de tu deleite, para terminar sin nada ?”, “¿Cuantas veces mas vas a hacerlo ?”.

Esta a ves, practicó abrir y cerrar la puerta unas veces, dejando inclusive en las ultimas practicas, que el viento entrara por unos segundos y acariciara su desnudez.

 

Estaba ahora sí lista. Y espero mirando por la ventana, con la mano en la chapa, girada, lista para abrirla a la señal del siguiente caminante. El siguiente paso veinte minutos después y Alicia abrió la puerta repentinamente y sin pensarlo. Pero esta vez fueron sus piernas las que no reaccionaron. Y Alicia quedo parada en la puerta de su casa, inmóvil, desnuda, con el viento apaleando su cuerpo. El caminante volteó su mirada, sonrió, y envió un saludo con su mano. Pero siguió caminando por su camino.

 

La puerta se cerro de repente, Alicia había soltado la manija, y el universo con la ayuda del viento había cerrado otra vez la puerta en su cara.

Esta vez necesitaría compañía. Caminó al gabinete de la sala, saco una botella de lo que encontró, y sin preámbulos tomó un trago directo de la boca.

Volvió a su posición en la puerta y repitió su mantra en voz alta al mundo.

 

De repente otro caminante. “Al carajo con todo” se dijo a si misma, y salió de su casa, con el pecho en alto. Caminando al mundo con las ganas de saborearlo. Un paso, dos pasos, tres pasos, bajó las escaleras del frente y piso con sus pies la cálida pradera. Otro paso mas. Y los rayos del sol descendieron sobre su cara. Nunca en su vida, había puesto tanto cuidado a la manera de caminar. “El pie derecho adelante, y luego el otro, el pecho al frente, la espalda recta....” sonaban las palabras en su cabeza.

 

En la mitad del jardín se detuvo. Y sintió el sol en su cuerpo, el paso en sus pies, el viento entre sus piernas. Cerro los ojos al mundo para concentrarse en su piel. Y escalofríos arrugaron su postura. Estaba desnuda, sin protección, sola. Estaba libre.

Se acuclillo en el pasto, y luego se sentó, y la tierra si la sostuvo. No iba a caer a ningún lado. Y estiró su cuerpo en el suelo, y con los ojos cerrados íntimamente conoció al sol y a la tierra y al aire.

 

Así recordó Alicia en su vejez el episodio de su escape. Sentada al lado del hombre que en aquella noche la había motivado a su conocimiento personal. Ahora lo conocía como su esposo, habiendo llegado a viejo al lado suyo. Y silenciosamente miró por la ventana de su casa al patio donde había caminado desnuda.

Vio a su nieto de 3 años alejarse de su madre corriendo desnudo por el jardín, y a su hija persiguiéndolo.

Alicia soltó una pequeña carcajada, admitiendo su felicidad a su esposo quien miro por la ventana, y rió también.

 

M.V.

1 comment:

Astronautaperdido said...

Bien contado. Me gustó. Fantásticas las imágenes de miedo y desnudez. Fantástica la narrativa y el saber que era un flashback sin aviso previo. Buena esa chino.